"Habitación en Roma"
de Julio Medem
con Elena Anaya, Natasha Yarovenko, Enrico Lo Verso y Najwa Nimri
Alba (Elena Anaya) es española y mantiene una relación con una mujer que tiene dos hijos.
Natasha (Natasha Yarovenko) es rusa y está a punto de casarse con su profesor de Renacimiento.
Las dos acaban de conocerse en Roma y una habitación de hotel va a ser el escenario de un encuentro particular plagado de erotismo. Serán slamente 12 horas juntas, repartidas entre una noche y el posterior amanecer: luego Alba deberá volver a España, y Natasha a Rusia, para su casamiento.
Julio Medem es un director español que ha mostrado una interesante de narrar, de contar una historia: esa forma elíptica y cautivante. Así lo había demostrado por ejemplo en "La ardilla roja" "´Lucía y el Sexo" y sobre todo en la interesantísima "Los amantes del Círculo Polar", un título ya casi clásico en su filmografía.
Pero ya en su última película "Caótica Ana” había empezado a demostrar que intentando explorar otras maneras de contar, no estaba logrando los mismos resultados de siempre.
Quizás sea por eso que acepta este "encargo" de firlmar una remake de la película chilena “En la cama”. Y aquí directamente se desconoce por completo la mano de Medem en la textura del relato.
Con mucho de copiado de los encuentros amorosos de "Antes del Amanecer", la estructura de la película no es más que describirnos este encuentro.
Y lo que en la película de Ethan Hawke y Julie Delpy era interesante por los diálogos y por la manera de vincularse de los personajes, en "Habitación en Roma" es sumamente aburrido porque a los pocos minutos las dos protagonistas ya se han sacado toda la ropa y lo que nos queda por ver son sencillamente sus juegos eróticos, gemidos, caricias, manoseos y fricciones que invitan más a una película porno soft de un canal de cable que a un producto del nivel de la filmografía que tiene/tenía un artista como Julio Medem.
Puede sumarse como puntos a favor, los trabajos de las protagonistas quienes entregan dos actuaciones interesantes y que son ellas casi exclusivamente de las que depende el film. Y, hay que decirlo, pasean sus desnudeces por la casi totalidad del film con dos cuerpos estéticamente bellísimos que Medem aprovecha al máximo.
Sin embargo, el marco del encuentro es sólo grandilocuente en gemidos y orgasmos escandalosos. El resto se desenvuelve en una atmósfera fría y esteticista. Medem está más preocupado en mostrarnos una habitación de hotel cargada de elementos de diseño, muy pendiente del color, la luz y la búsqueda de la postal estética para una película que tiene muy poco que contar, demasiado poco.
Entre un orgasmo y otro las protagonistas dialogan mínimamente (re)armando parte de sus historias para volver a rendirse a la pasión que ha surgido entre ellas, situación que a lo largo de la película se torna reiterativa. Medem presupone que cambiándolas de posición o paséandolas de la cama a la ducha, se "airea" la historia, pero no hace mas que aburrir pasada la presentación inicial.
Dos buenos actores como Enrico Lo Verso y Najwa Nimri (casi excluyente en la filmografía de Medem) se pasean en el film con papeles totalmente descartables. Lo que en los años '80 en la calle Lavalle se hubiese dicho que era un típico film para "valijeros".