un documental de Germán Kral
con Cristina de los Angeles, Inés Arce, Julio César Fernán, Omar Garré, Abel Frías y la Orquesta Típica Imperial
Complamente fuera de la concepción enciclopedista que hay todavía en algunos documentales, "El último aplauso" pertenece claramente a una nueva tendencia donde el mayor secreto de un documental, radica en encontrar una buena historia para contar -por más pequeña que parezca- y dejar que la misma fluya dejando hacer a sus protagonistas.
Es así como "El último aplauso" sigue los pasos de un grupo de veteranos cantantes de tango que solían encontrarse en el famoso "Bar El Chino", en Pompeya, lugar que ya ha sido objeto de otra película nacional que mezclaba una pequeña ficción con el registro documental de lo que allí pasaba.
Es así como "El último aplauso" sigue los pasos de un grupo de veteranos cantantes de tango que solían encontrarse en el famoso "Bar El Chino", en Pompeya, lugar que ya ha sido objeto de otra película nacional que mezclaba una pequeña ficción con el registro documental de lo que allí pasaba.
Ya completamente inmerso dentro del registro documental, ahora el director Germán Kral decide contarnos lo que sucedió con este grupo de cantantes cuando diferentes tragedias recaen sobre el mítico bar. El dueño del bar, justamente "El Chino" que le daba su nombre, queda profundamente golpeado tras la muerte de su único hijo por una hepatitis. La tristeza de la partida tan inesperada de su hijo hace que en menos de 6 meses "El Chino" también fallezca, y eso acontecerá con el agravante que ya estamos en plena crisis económica del 2001. El bar, inexorablemente, comienza a perder el rumbro.
Con metraje filmado en el momento de mayor esplendor del lugar, a partir de 1999, la cámara sigue las vidas de un grupo de los cantantes habitués del lugar, pero principalmente se detiene en tres de ellos: Cristina de los Angeles, Inés Arce y Julio César Fernán -y de un cuarto que los acompaña hasta un cierto punto en la nueva proeza-.
Cerrado el Bar "El Chino" y atravesando una de las peores crisis económicas de la historia, cada una de las vidas de estos personajes hará centro en la búsqueda de una nueva forma de subsistencia tanto económica como emocionalmente. Ellos quieren vivir de lo que ellos saben hacer, tienen fundamentalmente, las ganas de no dejar de cantar en ningún momento.
Ya sea en la calle Florida para turistas, en pequeños bares, en otros lugares, todos tratarán de seguir cantando, pero nada tendrá el sabor de sus experiencias en Bar "El Chino".
Hasta que Cristina de los Angeles, en la confitería Ideal, se cruce con la magnífica orquesta típica Imperial y reflote su proyecto personal junto con todo el grupo.
Cada historia se encuentra atravesada por la simpleza y la profundidad con que la cámara captura el alma de cada uno de estos cantantes que ponen el corazón en cada canción. Nos metemos en sus vidas, en sus historias, en su cotidianeidad, en su manera de pensar y de ver la vida y nos comparten anécdotas, situaciones y nos explican fudamentalmente, lo que significa para ellos el acto de cantar.
Lo que impacta, lo que llega es la fina sensibilidad con la que esta historia fue enhebrada y cuando lleguemos al final, pareciera que conocemos a estos personajes de toda la vida -deliciosa la escena donde Cristina de los Angeles habla de los amores de su vida, cuando Julio César está tomando mate con la madre y habla de las mujeres que conoció y sumamente emotiva cuando Inés Arce nos cuenta las vivencias de 60 años de matrimonio con su marido-. Sin vueltas, sin ningún tipo de artilugios, "El último aplauso" se mete de lleno en sus vidas y compartimos con ellos las vivencias de un nuevo proyecto.
Y como si seguir a estos personajes tan entrañables fuese poco, el documental se encuentra plagado de los tangos más tradicionales que todos conocemos, esos que forman parte de nuestro patrimonio cultural, cantados con el corazón, con todas las ganas. Fuerte ese aplauso!
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