se consigue su versión en DVD como "El nido vacío"
de John Cameron Mitchell
con Nicole Kidman, Aaron Eckhart, Sandra Oh y Dianne Weist
El director de "Rabbit Hole" es John Cameron Mitchell. Para los que no lo conocen, tiene en su haber dos películas aboslutamente novedosas y creativas como fueron "Hedwig and the Angry Inch" (aquí pasada en el Malba y también se ha conocido su puesta teatral) y "Shortbus", llenas de referencias a la cultura homosexual y las minorías sexuales americanas, con algunas dosis de sexo explícito y siempre bordeando la delgada línea de jugar arriesgadamente, que es lo que a Cameron Mitchell, estéticamente hablando, más lo motiva.
Por eso sorprende, a primera vista, que la adaptación al cine de esta multipremiada novela de David Lindsay-Abaire estuviese entre sus manos porque dista en temática y en registro, a su anterior filmografía.
Pero la sutileza y la fuerza con la que Cameron Mitchell ha filmado la historia de este matrimonio tratando de sobreponerse a la muerte de su hijo de cuatro años, fallecido en un accidente automovilístico, justifica ampliamente esta elección.
La novela ganadora del Pulitzer nos muestra como ha cambiado radicamente la vida del matrimonio de Becca (Nicole Kidman) y Howie (Aaron Eckhart) desde el momento de la pérdida irreparable de su único hijo y cómo, cada uno por su lado, está tratando de volver a recomponerse.
Becca y Howie se enfrentarán al dolor de diferentes formas: la impotencia, la negación, la búsqueda de ayuda, la introspección, el silencio. Y cada uno de ellos necesitará de tiempos y de búsquedas diferentes, unidos en el dolor, pero separados en la manera de enfrentarlo.
Un tema delicadísimo para su tratamiento, sin caer en el golpe bajo ni en los lugares comunes, pero que con la mano firme de Cameron Mitchell en la dirección, además, explota lo mejor de cada uno de sus intérpretes.
Kidman, nominada al Oscar por este papel, saca lo mejor de sí misma para dar vida a un mujer fría y distante a la hora de tratar de sobrellevar la pérdida y recomponer la pareja.
Es, a la vez, quien necesita buscar explicaciones y reconstruir internamente ese momento del accidente, por lo cual obsesivamente intenta contactarse con quien lo produjo (Miles Teller), logrando en ese encuentro, una de las escenas más dificiles y mejor logradas del film.
Su actuación es impresionante con algunas escenas donde es imposible permanecer ajeno a la conmoción que la atraviesa.
Eckhart, por su parte, es quien necesita buscar ayuda en el afuera, en un grupo de autoayuda, ya que no encuentra cómo acomodar internamente este dolor y sufre además la indiferencia y la distancia de su esposa.
Los roles secundarios a cargo de Sandra Oh (como una de las asistentes al grupo de autoayuda que está atravesando un problema similar y donde el guión aprovecha a mostrar otra manera de abordar la périda y cómo se modifica el dolor a través del tiempo) y Dianne Weist (sublime en sus intervenciones como la madre de Nicole Kidman) completan un elenco de singular calidad para un drama filmado de una forma exquisita, respetando el aire que van respirando los protagonistas.
Inevitablemente el tema es tan potente que es imposible ver el dolor que quiebra a los personajes sin sentirse -en algún momento- profundamente involucrado.
Se agradece a Cameron Mitchell que lo haya intentado radiografiar con tanta sutileza, con algunas marcas y detalles que van dando registro de la ausencia, enorme ausencia, como es la périda de un hijo. Cosa que obviamente, no nos entra en la cabeza de quienes tenemos hijos. Un dolor inconmensurable.
Kidman, nominada al Oscar por este papel, saca lo mejor de sí misma para dar vida a un mujer fría y distante a la hora de tratar de sobrellevar la pérdida y recomponer la pareja.
Es, a la vez, quien necesita buscar explicaciones y reconstruir internamente ese momento del accidente, por lo cual obsesivamente intenta contactarse con quien lo produjo (Miles Teller), logrando en ese encuentro, una de las escenas más dificiles y mejor logradas del film.
Su actuación es impresionante con algunas escenas donde es imposible permanecer ajeno a la conmoción que la atraviesa.
Eckhart, por su parte, es quien necesita buscar ayuda en el afuera, en un grupo de autoayuda, ya que no encuentra cómo acomodar internamente este dolor y sufre además la indiferencia y la distancia de su esposa.
Los roles secundarios a cargo de Sandra Oh (como una de las asistentes al grupo de autoayuda que está atravesando un problema similar y donde el guión aprovecha a mostrar otra manera de abordar la périda y cómo se modifica el dolor a través del tiempo) y Dianne Weist (sublime en sus intervenciones como la madre de Nicole Kidman) completan un elenco de singular calidad para un drama filmado de una forma exquisita, respetando el aire que van respirando los protagonistas.
Inevitablemente el tema es tan potente que es imposible ver el dolor que quiebra a los personajes sin sentirse -en algún momento- profundamente involucrado.
Se agradece a Cameron Mitchell que lo haya intentado radiografiar con tanta sutileza, con algunas marcas y detalles que van dando registro de la ausencia, enorme ausencia, como es la périda de un hijo. Cosa que obviamente, no nos entra en la cabeza de quienes tenemos hijos. Un dolor inconmensurable.
3 comentarios:
Me gusta el blog. Dejo el mío, también sobre cine.
http://cerradolas24hs.blogspot.com/
Ya estoy pasando! Gracias
De todos modos el de cine es
www.revoleandobutacas.blogspot.com
Pasate si tenes ganas!
Es cierto que es un reto, el tema es de suma delicadeza y el director lo hace con temple pero con sensibilidad, como he escrito en mi crítica, es una estupenda película que estoy seguro será un referente de buen cine por mucho tiempo. Un abrazo.
Mario.
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