martes, 19 de enero de 2010

Cuerda nos brinda otro relato de posguerra

"Los girasoles ciegos"
de José Luis Cuerda basada en la novela de Alberto Méndez
con Maribel Verdú, Javier Cámara, Raúl Arévalo y Roger Princep
Ganadora del Goya al Mejor Guión Adaptado



En pleno escenario de la posguerra, Elena (Maribel Verdú) levanta una fachada de apariencias para ocultar la verdad de su familia. Su hija adolescente, se ha fugado embarazada con su novio huyendo hacia la frontera con Portugal mientras que Ricardo (Javier Cámara), su marido, vive oculto en un refugio -perseguido por la policía por sus tendencias políticas- al que accede por el hueco del placard. Allí pasa sus horas, como muerto en vida, mientras Elena, para el pueblo, es una viuda más. Secreto que comparte con su hijo menor.

Todo se complica cuando Salvador (Raúl Arévalo), un diácono con dudas sobre su inminente sacerdocio, se enamore de Elena y trate de ayudar a su hijo -quizás intentando suplantar esa figura paterna de la que supuestamente carece- e iniciarlo en la fe cristiana. Pero en su cometido irá acercándose peligrosamente a la vida de la familia, enceguecido por la atracción que siente por Elena.

Basada en la novela de Alberto Méndez, el título hace referencia a un pasaje de la biblia sobre los feligreses desorientados, tal como esos girasoles ciegos.
Y el conflicto principal de cada uno de los personajes pasa por esta "desorientación", por una falta de rumbo, con sus vidas paralelas, la mentira, el secreto, el ocultamiento, las tramas que operan por debajo de las aparencias y la superficie.

Quizás la que mejor transmita esta dualidad sea Maribel Verdú (mujer-madre-esposa-"femme fatale"), una estupenda actriz que vuelve a mostrar un trabajo impecable. Javier Cámara, sin embargo, ha tenido actuaciones más interesantes que ésta donde aparentemente se muestra incómodo y limitado en este papel de un marido escondido que se va apagando en su propia clandestinidad.
Interceptando la vida de la pareja, aparece Raúl Arévalo en el papel del diácono y profesor del hijo menor de este matrimonio, quien tiene dudas profundas sobre su continuidad en su carrera de sacerdote con un trabajo sólido e interesante que va ganando terreno a medida que avanza la película.

Sin lograr el nivel de "La lengua de las mariposas", un relato de características similares, Cuerda construye de todos modos una película tradicional e interesante, sobre todo en su segunda mitad, dado que en la primera parte demora demasiado la presentación de los personajes y la aparición del conflicto de la historia.

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