de Julie Lopes-Curval
con Caherine Deneuve, Marina Hands y Marie-Josée Croze
Alejada de su familia y viviendo en Canadá desde hace un buen tiempo, Audrey (Marina Hands) visita casi misteriosamente a sus padres en lo que aparentemente son unas vacaciones.
Luego sabremos que Audrey no ha venido a la casa donde nació de manera azarosa, sino que tiene fuertes razones para recomponer lazos con su madre. Y mientras tanto, en esas semanas de vacaciones, ella vivirá en la casa que fue de su abuela, descubriendo un objeto que tiene fuertes implicancias con un pasado que aún no fue esclarecido.
Y allí el film entrelaza la historia actual entre Audrey y su madre, y entre su madre Martine (Catherine Deneuve) y su abuela.
En un típico drama de lazos familiares, de madres e hijas como dice el título del film, Deneuve brilla una vez más como una madre que no sabe fácilmente demostrar sus sentimientos, que ha atravesado una historia difícil de abandono con su propia madre y que, aunque tiene todo lo que aparentemente quiere en su desarrollo profesional y social, no ha sabido empatizar en el vínculo con su hija, quien en estas vacaciones viene a despertar cosas muy dormidas en esa relación.
La figura de los padres (tanto el marido de Martine/Deneuve como su propio padre) son figuras contrapuestas que balancean la relación de estas mujeres: mientras que el marido de Deneuve tiene un papel más desdibujado, su padre ha tenido una imágen sumamente fuerte en su propia historia y fue determinante en el vínculo que ella misma ha tenido con su madre.
Lopez-Curval desde la dirección, logra una vez presentada la historia, permitirnos entrar y salir en el pasado y vincularlo con el presente gracias a un juego de situaciones y de imágenes sutilmente presentadas que son uno de los aciertos del film. Va sosteniendo un pequeño enigma a lo largo de toda la película, mostrando a estas tres mujeres haciendo frente a la maternidad en diversas épocas y momentos de la vida y con distintos sentimientos.
Un relato intimista, melancólico, bien sostenido por buenas actuaciones tanto de Deneuve como de sus dos compañeras de elenco: Marina Hands como su hija y la excelente Marie-Josée Crozé como su madre, que nos permite acercarnos a producción de una cinematografía como la francesa, gran ausente en las pantallas argentinas -excepto algunos esporádicos estrenos-, a la que se puede acceder por medio del DVD para ver nuevas realizaciones europeas con interesantes propuestas.