domingo, 24 de abril de 2011

Dos opera prima nominadas al Goya

"Todas las canciones hablan de mi"
de Jonas Trueba
con Oriol Vila, Barbara Lennie, Bruno Bergonznini, Valeria Alonso y Angela Cremonte


La información de prensa de "Todas las canciones hablan de mí" la define como que no es la típica comedia romántica basada en la fórmula "chico conoce a chica" sino que podría definírsela como "chico trata de olvidar a chica" y sinceramente no se me ocurrió una mejor manera de definir lo que pasa en esta película española, opera prima de Jonás Trueba que estuvo nominada en la última entrega de los premios Goya.

Manejando los conflictos típicos de las rupturas de pareja en un mundo de jóvenes entre los 20 y pico, casi bordeando los 30,  la historia inicia cuando la pareja entre Ramiro y Andrea, después de seis años de noviazgo, termina por romperse. Poco sabemos de los que lo ha distanciado en un primer momento, sólo sabemos que a Ramiro no le será tan fácil sacarse a Andrea de la cabeza y seguir con su vida amorosa sin encontrar(se)la  a cada paso.

Si bien el guión del propio Trueba tiene demasiadas referencias a un cine de autor, que podría parecer algo ambicioso para una opera primera (hay conversaciones de los protagonistas caminando por las callecitas de Madrid y algunas escenas que homenajean indudablemente a la Nouvelle Vague francesa), la frescura de los protagonistas (brillante Oriol Vila como Ramiro y una muy fresca Bárbara Lennie como Andrea) hacen que la historia sea creible e interesante.

Trueba además estructura el guión a modo de capítulos y se sirve de una potente voz en off que es la que va conduciendo el relato -quizás en algunos momentos suene artificioso, pero aporta datos interesantes y le da un tono de estructura literaria al relato que oficia de columna vertebral de la acción-.
Además estalla en algunas escenas en donde despliega una creatividad que sorprende como cuando por ejemplo Andrea toma la figura de "fantasma" que acompaña e interactúa con el pensamiento de Ramiro o los diferentes puntos de vista de los protagonistas en confesiones frente a la cámara.

Con un registro dinámico, muy similar a "500 días con ella", esta ópera prima con ritmo de comedia aborda con humor y respeto,  los problemas del corazón y la dificultad de sobrellevarlos, trata a sus personajes comprediéndolos y acompañándolos en este momento complicado, cuando aparece en cada situación ese recuerdo de la persona que no podes olvidar, que se asoma contantemente cuando pensas que todas las canciones hablan de tu corazón partío.

"Planes para mañana"
de Juana Macías
con Carme Elias, Goya Toledo, Ana Labordeta y Aura Garrido


Si bien no fue Iñárritu quien inventó los trípticos de historias cruzadas, hay que reconocer que la narrativa de "Amores Perros" marcó un estilo (que luego el mismo Iñárritu repitió hasta el desgaste con "Babel" y "21 gramos") que luego sirvió para que algunos de sus fieles seguidores tomasen el modelo para nuevas realizaciones.
Un poco de esta "inspiración" es la que toma Juana Macías en su ópera prima "Planes para mañana", en donde entrecruza tres historias dotándolas en este caso con el común denominador de estar protagonizadas por tres mujeres que en cada historia están atravesando un fuerte punto de inflexión en cada una de sus vidas.

Inés (Goya Toledo) se entera esa mañana que está embarazada y tanto su novio, como su madre, como en el ámbito laboral, le presentarán a ese nuevo hijo como un problema que la pondrá en la disyuntiva de seguir o no adelante.

La segunda historia es la de Antonia (Carme Elias en un trabajo extremadamente delicado y de fuerza en sus miradas y en sus detalles) quien recibe la inesperada visita de un antiguo amante y tendrá no mucho más que un día para decidirse si quedarse en un matrimonio en donde no encuentra ni pasión ni comprensión o abandonar a su familia para poder vivir de acuerdo con sus sentimientos.

Cierra el trío de historias, la de Marian (Ana Labordeta), una mujer que ha decidido abandonar a su marido manipulador y violento y se encuentra tironeada entre su hija, quien no quiere perdonar a su padre y su ex marido que sigue acechándola en reclamo de perdón y una nueva oportunidad.

Las tres historias están brillantemente actuadas con un trío de protagonistas femeninas de excelente nivel y aún cuando el guión cuente historias que bordean algun lugar común (sobre todo la del embarazo no deseado por el entorno de la protagonista quizás sea demasiado obvia), Juana Macías se las ingenia para que su ópera prima atrape.
La fuerte mirada femenina sobre cada historia es quizás lo que la aleja -por suerte- del cine de Iñárritu, como una visión femenina del mundo que se opone al del realizado mejicano, encontrando entonces un estilo personal para narrar este tríptico de historias de mujeres maduras que encuentran la posibilidad de cambiar su vidas con un fuerte golpe de timón.

miércoles, 20 de abril de 2011

La cena a la francesa, era mucho más gourmet

"Una cena para tontos" ("Dinner for Schmucks" basada en la comedia francesa “Le Dine de Cons” de Francis Veber)
de Jay Roach
con  Steve Carell, Paul Rudd y las participaciones de Zach Galifianakis, Lucy Punch, Bruce GreenwoodRon Livingston

Tim (Paul Rudd) es un ejecutivo de una compañía de seguros que está escalando alto en su carrera profesional. Uno de los hitos para llegar a la cima es ganarse la complicidad de su jefe quien le propone participar de una cena muy especial que preparan en su "cofradía".
Mensualmente, su jefe invita a sus secuaces a una cena en donde cada uno de ellos debe traer un invitado y finalmente el ganador de la velada será quien haya conseguido al invitado más idiota, al "freak" más grande de todos.

Si bien esta faceta que Tim trata de ocultar le traerá problemas con su novia, pueden más sus ganas de lograr un ascenso y de ganar la cuenta de la compañía con un acaudalado millonario,  que no desperdiciará la oportunidad que le pone el destino, cuando se cruce en su camino Barry (Steve Carell) candidato ideal para ser invitado a dicha cena.
Tim no dudará ni un segundo en que ha encontrado al invitado perfecto para llevar al gran banquete de su jefe dado que Barry tiene una particularidad que cuadra perfectamente con el perfil del invitado ideal: él recrea obras de arte muy famosas ("La última cena", "La Gioconda") con pequeños ratoncitos disecados.

Si bien este cruce fortuito con Barry le traerá aparejados diversos disparates y problemas (como la confusión de la novia de Tim con una prostituta que lo viene persiguiendo via web hace un largo tiempo), tratará de sostener todo el delirio con tal de poder concurrir a la fiesta con su invitado estrella.

Y una vez más se vuelve a plantear lo que ya ha sido planteado en tantos artículos sobre la compulsión de Hollywood ante la falta de ideas, de "refritar" y hacer remakes de films que tuvieron éxito en pantallas extranjeras.
En este caso, la película en la que se basa es la comedia -ya un clásico- de Francis Veber del año 1998, "La cena de los tontos" cuya versión teatral también se ha visto en Buenos Aires protagonizada por Adrián Suar y Guillermo Francella.
Poco y nada de lo que proponía la película francesa queda en esta nueva versión americana más que la idea de la cena y de la invitación del "freak" en cuestión.

Ninguno de los cambios que se le han hecho al guión mejoran al original, sino que por el contrario, lo extienden a una duración impropia para una comedia, con situaciones agregadas y destinadas a "airear" un poco la teatralidad de la trama que sólo ofician de satélites a la trama original (el encuentro con la prostituta y el artista plástico con el que trabaja la novia de Tim son personajes que podrían no haber existido y la trama central del film no se veía dañada en lo más mínimo).
Son meros articuladores para darle un poco de velocidad y delirio a la trama para llegar a la escena final de la cena en donde, en este caso, se da cita a una extensa galería de "freaks" de la más diversa índole, que pueden llegar a causar gracia si las pretensiones que se imponen no son de un humor demasiado sutil ni elevado.


De todos modos, Steve Carrell tiene mucho oficio en el ritmo de comedia y logra un personaje completamente querible en su simplicidad y en su fragilidad, un "tonto" de buen corazón del que, obviamente, Tim tiene mucho para aprender. Un alma noble que se le cruza en el camino que finalmente terminará dando la lección moral "políticamente correcta" de la película.
Como siempre, a Paul Rudd se lo ve desenvuelto y fresco y lo acompaña un elenco de secundarios (entre los que se encuentra Zach Galifianakis de "Todo un parto" y "Qué paso ayer?" y Lucy Punch -recientemente vista en el último opus de Woody Allen "Conocerás al hombre de tus sueños") que acompañan el tono ameno del film.

Lejos, muy lejos de la fineza gourmet del original, esta cena es mucho más rústica, mucho más a la americana, con mucho condimento y muy pero muy poco sabor.