de Miguel Albaladejo
con Adriana Ozores, Petra Martinez, Malena Alterio y Mariola Fuentes
Miguel Albaladejo es un director con un ritmo interesante para la comedia. Ya lo había demostrado en "El cielo Abierto" (con Sergi Lopez y Mariola Fuentes) y "Cachorro", dos de sus películas anteriores. Sin embargo en "Nacidas para sufrir", Albaladejo parece no sentirse cómodo con el material que está moldeando e intenta por varios caminos llegar a buen puerto, pero solamente lo logra muy parcialmente.
Flora (Petra Martinez) es la típica solterona cuya única hermana murió muy joven y le dejó tres sobrinas huerfanitas de las que tuvo que ocuparse amén de todos sus parientes enfermos que ha cuidado, casi olvidándose de su propia vida.
Las tres sobrinas crecieron, se fueron del pueblo y vuelven ahora ante la muerte de uno de sus familiares. Flora teme que ahora que tienen que cuidar de ella, la internen en la residencia donde trabaja una de sus sobrinas que es monja (Malena Alterio).
Su única salvación es Purita (Adriana Ozores), la mucama que la ha estado ayudándo en los últimos años, y que es la única con la que se siente en familia. Para poder dejarle su casa, entonces, y que la herencia no sea dilapidada por sus sobrinas, Flora planea casarse con su doméstica y asegurarse de esta forma, alguien que la cuide.
En un pueblo chico (infierno grande....) los planteos morales de Albaladejo pudiesen haber dado para despuntar una comedia llena de ironía, de enredos y de humor negro, como en sus trabajos anteriores.
Sin embargo, más interesado en moralizar en cada uno de los personajes, el tono de comedia queda recortado al estereotipo de los años setenta, dejando sin explotar a sus personajes secundarios (casi imperdonable que deje a Mariola Fuentes en el medio del camino y no le de continuidad a su personaje) o a los distintos personajes del pueblo.
En "Nacidas para sufrir" (un film que ya desde el título parecía destilar ironía), Albaladejo se sirve de extremos y antagonismos basados en el lugar común para mostranos las miserias cotidianas, la falta de solidaridad con nuestros mayores y la codicia por heredar o quedarse con algo.
Por un lado, en un extremo: la inocencia, la candidez y la bondad de Purita (subrayado ya desde el nombre del personaje) y como en las antípodas la presencia de la maldad y la codicia en el rol de su madre (María Alfonsa Rosso, en una actuación de dudosa soportabilidad).
Entre medio de ellas, con cierta ambiguedad que se agradece, se mueve el personaje de la tía Flora una especie de "haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago" quien pareciera dedicar su vida a servir, predicando la bondad, pero en su intimidad es terriblemente calculadora y egoista.
Si bien algunas actuaciones como la de Adriana Ozores como Purita (muy por sobre el nivel de sus trabajos anteriores como "Heroina" o "El método") o la Petra Martínez como Flora son interesantes, no alcanzan en absoluto para que la fábula tal como está planteada llegue a buen puerto. Tiene un inicio interesante, pero poco a poco la trama se va volviendo poco creíble, con vueltas de tuerca sumamente aritificiales y por momentos demasiado infantiles.
Esperaremos al próximo Albaladejo y veremos de qué se trata.