"Whatever works" ("Si la cosa funciona")
de Woody Allen
con Larry David, E.Rachel Wood, Patricia Clarkson y Ed.Beagley Jr
Boris Yellnikoff (Larry David) es un profesor universitario de física cuántica retirado, neoyorquino y con un divorcio y un intento de suicidio a la espalda. Ahora somete a niños a los que le enseña a jugar ajedrez escupiéndoles crueles verdades si es que no sirven para eso.
Quiere el destino que Melodie (Evan Rachel Wood) se le cruce en su camino. Se acaba de escapar de casa y bajo la lluvia le pide que la deje pasar la noche en su sofá. Y quizás la cosa funcione...
"Whatever works", el último opus de Woody Allen, lamento decirlo, no tiene ni una pizca de la brillante "Match Point". Es más bien una enorme ensalada, con una excelente mixtura de todos los ingredientes que Woody ha usado en películas anteriores, lejos de la pátina de drama de su mejor cine, y muy cerca de la comedia que puede llegar a todos los públicos.
Tiene, igualmente, destellos de ironía y de un negrísimo sentido de la vida que vuelca absolutamente en el personaje de Larry David, su perfecto y genial alter ego, en boca de quien pone las mejores y más festejadas líneas del guión y se celebran sobre todo cuando habla a la cámara, en monólogos sumamente divertidos, buscando la complicidad de quien mira la película ("rompiendo" esa pared como ya lo hizo genialmente en "La Rosa Púrpura del Cairo").
Hay un toque de "Manhattan" (la estudiante que se enamora de un hombre mayor)y de "Anything Goes".
La madre de ella (excelente!! Patricia Clarkson) que es una nueva iluminada por el arte moderno, la fotografía y el ménage a trois, nos hace acordar los destellos de Diane Weist en "Disparos sobre Broadway".
Y sin dudarlo, el personaje de Melodie, le debe muchísimo al de Mira Sorvino en "Poderosa Afrodita": un poco hueca, un poco inexperta, un poco enamoradiza...
Tiene también sus reflexiones sobre la pareja al mejor estilo "Vicky Cristina Barcelona" o "Comedia Sexual de una noche de verano" y los monólogos de David muestran una vez más el recurso efectivísimo que Allen maneja al dedillo como lo hizo memorablemente en "Annie Hall".
Apuesta a lo seguro: amena, sencilla, poco pretenciosa y poco arriesgada estéticamente, y siempre Woody nos ilusiona con volver a regalarnos una enorme película.
Una pieza de cámara que bien podría ser una buena obra de teatro, una Patricia Clarkson deliciosa y un Larry David que no podría haber encontrado mejor papel son los puntos más altos de la película de este año del gran Woody.
Si la cosa funciona? Y, si, funciona bastante bien.
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