viernes, 24 de junio de 2011

Poder que mata

"Crime d'amour"
de Alain Corneau
con Kristin Scott Thomas, Ludivine Sagnier, Patrick Mille, Gérald Laroche y Gérard Guillaume




Hay algo de explosivo, intrigante y sexy en la figura de Ludivine Sagnier. Un perfil inteligentemente explotado en "La Piscina" por Francois Ozon que es ya como una marca registrada de esta jóven actriz que brilló tambien en "Un secreto" de Claude Miller, la inédita "Les chansons d'amour" de Christophe Honoré y sobre todo en el protagónico de "Una mujer partida en dos" del célebre Claude Chabrol.

En este caso, Sagnier le pone el cuerpo a Isabelle una jóven que inicia su carrera en una empresa multinacional, lugar ideal para potenciar su aspecto más ambicioso, logrando igualar o quizás hasta superar a su jefa Christine (Kristin Scott Thomas).
Evidentemente Christine ha tenido que hacerse un lugar en un mundo de puestos directivos, los que son destinados mayoritariamente a los hombres. Es por eso que ha sabido ganarse ese lugar de prestigio y reconocimiento teniendo como aliada una frase de cabecera que sería algo asi como que el fin justifica los medios: ella no dudará en sacarle mérito al trabajo de sus empleados -entre ellos Isabelle- con tal de seguir ganando posiciones y una mirada de aprobación por parte de los directivos de la central americana.

La situación laboral se tensa aún más cuando Christine e Isabelle comiencen una competencia feroz tanto en ese plano como en el objeto de deseo amoroso. Celos, intrigas y deseos de poder son el cocktail que Corneau maneja para construir un thriller psicológico que tiene una cadencia inconfundiblemente francesa, con algunos toques de suspenso hitchcockiano y un dejo del cine de Chabrol en cuanto a la parte más oscura y subcutánea que detentan los personajes, imparables en el afán de cumplir con su objetivo.

Habrá un asesinato -planeado-, una culpable y la posibilidad de demostrar que nada de lo que ha sucedido es como lo que el Juez que atiende la causa, está intentando demostrar.

Jugando con elementos como la ambición desmedida, la locura, el impulso y la venganza, Corneau logra que a medida que avance la trama, la historia logre atrapar e interesar cada vez un poco más. Con una presentación de personajes un tanto morosa, luego de producido el hecho desencadenante para dar paso a la segunda mitad de la trama, es interesante ver con la cadencia que el director francés va girando la historia y desenmascarando algunas vueltas de tuerca de las que se nutre cualquier buen film de suspenso.

Siendo netamente una película de suspenso, hay una trama que responde a los cánones más clásicos del género y por lo tanto sólo habrá alguna que otra pequeña sorpresa ante los giros que se vayan develando, pero es mucho más importante los trabajos que Corneau -siendo éste su último film porque el director ha fallecido en Agosto de 2010- logra de las dos actrices protagónicas.

Kristin Scott Thomas vuelve a brillar con un personaje de jefa villana y despótica, demostrando una vez más como en "Hace mucho tiempo que te quiero" "Partir" o especialmente en un film próximo a estrenarse "Elle s'apellait Sarah" que es una de las actrices más completas e interesantes del cine actual.

Nuevamente Ludivine Sagnier demuestra que tiene una presencia sensual que electrifica la pantalla.
Una rara mezcla de belleza y perversión que el director logra explotar en favor de la trama del film.
Sagnier puede parecer tanto culpable como inocente, tanto naïf como criminal, maquiavélicamente desbordada o llena de sutileza.
Y evidentemente eso agrega un plus a un film de por sí interesante, pero que se nutre de muy buenas actuaciones para elevar una historia correcta y esquemática con un final a la altura de las expectativas.

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